viernes, 27 de agosto de 2010

REINA DE NOCHE PLEBEYA DE DÍA

Silvio salió a la calle. Era sábado por la mañana, poco antes de las siete de la mañana. Un tranquilo paseo en bici, eso pensaba, le esperaba para llegar al trabajo.
Con el amanecer llega la luz y con ésta el bajón. Las miserias se hacen visibles. Toda la noche preguntándose si les llegaría la coca. Les ha llegado, ¿ahora qué? Todos los planes siguen en pie. Cuando se acabe irán a pillar más. Pueden ir caminando. La coca es la reína de la noche; desde el primer momento que se toma quiere esclavos. Cuando se acabé se acabó una fiesta que consiste en estar pensando en la próxima raya.
El bajón diurno y la vuelta a casa. A comer techo esperando la llegada de un sueño lejano.
Miró a aquellos pobres de espíritu. Actuaban envalentonados endiosados por la cocaína. Pequeños dioses dopamínicos que ante la ausencia de una masa crítica suficiente de mriadas que les cohibise se sentían dueños de la calle.
-¡La calle es nuestra!
Tras una noche de fiesta el día, la luz... la evidencia de su miseria. Lo que la coca había ocultado por la noche ahora era evidente.
Los caminos para huir de la soledad son diversos.

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